Bahía de Puñihuil , Isla de Chiloé

Bahía de Puñihuil , Isla de Chiloé

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

Requerir de al menos dos medios de transporte para llegar a un destino puede interpretarse como un buen indicador de que te enfrentas a un paraíso remoto. En este caso, un auto y ferry valen la pena para cruzar hacia la Isla de Chiloé, y atravesarla hasta la costa que se abre hacia el Pacífico. Las características iglesias de tejuela y pueblos pintorescos escasean por este lado de la isla, despejando para dar oportunidad a los verdaderos templos que aquí se levantan: bosques prístinos, playas inexploradas e islotes rocoso que dan refugio a animales salvajes y flora silvestre. Estamos en la cara más virgen de esta isla del sur de Chile.

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

En verano, aparecen las ballenas en las bahías de Puñihuil y Pumillahue, y se despiden las colonias de pingüinos Magallánicos y de Humboldt que han usado los islotes para nidificar durante la primavera. Cada estación del año tiene su historia. 

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

Desde los botecitos humildes, observamos también una variedad de aves costeras: gaviotas, patos Quetru y variedades de cormoranes; Lile, Imperial, Yeco y de las Rocas. Los lobos marinos juegan a empujarse al agua y, con suerte, algún chungungo podría asomarse entre los roqueríos. 

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

La playa es pequeña y está ocupada en buena parte por los botes que ofrecen salidas a los turistas. Con la disposición de un día, se reparte el tiempo entre una salida a navegar, un almuerzo de platos típicos de cocina marina fresca mirando la orilla y una caminata suave por la parte alta de los riscos que circundan la playa. 

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

Desde arriba, la idea de “verdadero templo” toma mucho más fuerza, pues los islotes se levantan rompiendo la corriente y creando laberintos de rocas por los que se cuela la espuma en su baile típico. “Estas formaciones rocosas tienen origen volcánico y glaciar”, nos recuerda el capitán del bote. Y sí, se siente uno como un humilde visitante del futuro en la historia sin tiempo del jardín del Edén original.

Isla de Chiloe, Chile. Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

 

Fotografías y Texto: Antonia Reyes Montealegre @paraiso__perdido

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